Ahora me es tan difícil hablar de ti, ya no es tan sencillo decir estas cosas, las palabras hacia ti, que antes podían salir como una fuente inagotable con tan solo mirarte, encontrar una foto, recordar un almuerzo, una conversación, una canción, un paseo  o un gran viaje; ahora cuesta decirlas y no te equivoques, hay muchísimo que contar; pero  no quiero que tu nombre o tu recuerdo sea sinónimo de mi tristeza, porque de todo lo que fuiste, siempre, siempre fuiste motivo de alegría en mi corazón.

Me hubiera sido más fácil callar como hasta ahora y evitar tantas cosas que llegaron con tu partida, pero ayer 4 de noviembre cumplimos 20 años de casados y 30 de enamorados; no podía dejar de mencionarlo, no para que se sienta pena de mi, sino para que se recuerde la persona que fuiste, que algún  defecto habrás tenido, dando prueba de que eras tan humana como ángel,   pero por encima de eso fuiste  madre, esposa, amiga  y compañera;  me ayudaste a formar un hogar y  me diste la fuerza para luchar más veces de las que te propusiste hacerlo.

Gracias por tu presencia, por tu cariño, por tu paciencia,  por Joaquín, por el hogar que me enseñaste a construir, por los amigos que me dejaste, por Aida, por todo lo que me entregaste y enseñaste a valorar; te extraño mucho pero no con pena, ni con tristeza. Te extraño con la ternura del beso que se acaba, con el calor del abrazo que se dio a la mitad de tu alma, con la nostalgia de media vida que paso a tu lado y con la esperanza de que habrá otras vidas y que en todas ellas te buscaré para sentarnos a conversar de nada y de todo, reírnos de nosotros y de todo, para ser lo que siempre fuimos.

Feliz aniversario Tania.

Después de 10 años de no saber nada, de no querer saber nada,  una
mañana contesto un mail absurdo que me sabe a pretexto infantil para intentar
un borrón  y cuenta nueva; yo así lo entiendo y me dejo envolver en la
loca idea de que los años maduran a las personas, que los rencores,
resentimientos y los reproches son como cicatrices viejas que de tanto verlas,
sentirlas y saberlas tuyas las acabas asimilando como lo que son, experiencias,
conocimiento y riqueza en tu vida.
Me reconozco viejo para tonterías y capaz de mirar cualquier rostro con
honestidad y reconocer mi imperfección y pedir perdón, si tengo que hacerlo, y
regalar perdón y olvido, aunque no me lo pidan; pues a mí no me sobra tiempo como
para odiar y buscar revanchas.
Estando como estoy más allá de la mitad de mi vida, ahora,  valoro
mi tiempo, valoro mis amistades y añoro la presencia de muchos de ellos, es el
olor a tiempos felices el que me llena de ilusión y me anima a seguir, no me
muevo entre deseos de revancha, ni complejos y menos en reproches inéditos.
Por eso me sorprende que 10 años no hayan sido suficientes para borrar
palabras que se dijeron de ambos lados, para mitigar situaciones que se armaron
de ambos lados y para que al final, después de todo lo dicho y hecho, no pueda quedar
una mirada de aprecio, una sonrisa de amistad.

Si vives esperando la revancha, disimulando odios, ensayando respuestas
filosas, coleccionando adjetivos y excusas borrosas para antiguos, antiguos,
antiguos errores; seguramente tendrás alguna  de esas victorias  que
llenaran tu vida de 5 segundos de felicidad. Pero lo que no volverás a tener así
pasen 10 años y otros 10 años mas es la oportunidad de tener mi atención
nuevamente.

;p