Hace exactamente 7 días, hicimos (bueno, hice) sonar el cuerno de reunión de los viejos amigos de colegio que todavía rondamos por estas tierras y como es costumbre la mayoría contesto al llamado, claro contestar al llamado no significa ir al llamado, (importante diferenciar) y desde todos los confines de este planeta llegaron correos y llamadas lamentando no poder, no estar, o simplemente no querer participar en el encuentro, bueno no es novedad que eso suceda, el motivo de mi convocatoria era la fiesta de mi colegio, y el buen pretexto que sería para encontrarnos mirarnos las caras, contarnos las canas, palmearnos las jorobas y disimular los rollos; bueno las cosas se dieron como siempre se dan entre nosotros, de eso ya comentare en otra oportunidad.
El caso es que de entre todos los convocados, converse con uno de mis antiguos amigos y quedamos en reunirnos esta semana en un punto cualquiera para conversar y tomar algunas bebidas espirituosas, en plan tranquilo por que día de semana no se puede hacer desorden, además y sobre todo, hace rato que estamos facturados por el padre tiempo como para largarnos de boleto.
La reunión? amena como siempre que te reunes con gente que estimas, sonrisas, confidencias, rajes y promesas de nuevas reuniones, (lo mismo de siempre pero no por eso menos agradable).
Pero el caso que nos ocupa es que al despedirnos mi amiguito me ofrece llevarme a casa en su «carrito» y yo gentilmente declino la invitación por que estaba a unas cuadras de mi casa y en realidad me hacia falta una caminata, pero el tío se puso insistente (y eso que de chelas estábamos muy por debajo del nivel acostumbrado) así que acepte y bajamos al estacionamiento; y mientras yo buscaba con la mirada el toyota blanco del 92, que le conocí hace un par de añitos el enfilaba orondo y seguro hacia una suzuki 4X4 de 5 puertas, lo seguí pensando que el carrito estaría detrás de ese monstruo y tuve que recojer mi quijada del suelo (disimuladamente) cuando desde el bolsillo de su pantalón desactivo los seguros y el «carrito» respondió con un pip – pip.
|
Así que ahora entenderán por que estoy verde y no es envidia, aunqueee puede que si.
😛