Allá por los añejos y queridos ochentas, el era uno de esos muchachos que tu sabes que llegaran a ser algo importante; no, no es que tuviera un signo en la cara ni una marca de nacimiento, simplemente es de aquellos que uno ve, conoce y sabe que son capaces de lograr lo que se proponen.
Yo lo conocí por protocolo y por proximidad y mi impresión fue la de todos: Es un buen muchacho, será un buen hombre (antipático no?).

En los noventas cuando mis estudios en la universidad llegaban a su fin y mis pininos como ingeniero empezaban y mi vida iba mostrando ya pincelasos de mis propios colores apareció directamente en mi vida, llego como llegan las cosas buenas, sin mucho aspaviento, en silencio y sin que yo me diera cuenta, una noche terminamos compartiendo una charla muy amena y larga justo antes de percatarme de quien se trataba.

Compartimos desde entonces millones de historias, historias sencillas, cotidianas y únicas de esas con las que se cimienta el el cariño y se fortalece la amistad; fue parte por muchos años de mi circulo personal mas cercano, un hermano mas, de los dos que gracias al cielo ya me acompañaban y nos cuidábamos entre todos, nos jodíamos duro también y abusábamos entre los tres de sus ataques de sueño. La alegría mas grande en esas épocas era perdernos el desayuno en el pensionado y salir en grupo a compartir una Inca Kola y un triple en la tienda de la china de la esquina; reírnos con la forma en que el chino anotaba los pedidos, mitad en señas mitad en espachino; caminar por Miraflores, la simpleza de sentarnos a mirar a la gente pasar, siempre admire y envidie sus famosas cartas de España que eran gruesas de mas de 30 carillas y la facilidad como al día siguiente el tenia una respuesta de mucho mayor volumen lista para ser enviada, sus esfuerzos por que la carta no pesara mas gramos que los estrictamente necesarios. Recuerdo con nostalgia su cara de asombro por la facilidad que yo ya mostraba para tirar la plata en tonterías, la felicidad de pasar una mañana entre maquinas del extinto pimball de Miraflores (De ese añorable antro les contare después, háganme recordar), y es imborrable el gesto de buscar la manada con la mirada cuando llegaba tarde a la cena o al almuerzo para sentarnos en grupo.

Sonrío al recordar el roche cuando la enamorada de turno, con algunos vinos a cuestas lo llamo a gritos desde la berma de la avenida Arequipa hasta el quinto piso de la residencial. Recuerdo su compañía siempre apreciada y su conversación fácil e inteligente, la forma cortes y disimulada de corregir conceptos, sin parecer soberbio, su insoportable pertenencia a la Universidad Católica (esto ultimo dicho con cordial envidia), su imperdonable hinchaje por el sporting.

En los tempranos años del nuevo milenio llego su necesario alejamiento, cuando su turno de ser independiente e importante le llego; y su reaparición en mi vida, casi milagrosa; como si los mil dioses en los que no creemos se hubieran puesto de acuerdo para ponerlo junto a mi cuando la enfermedad me tenia medio muerto en mis propios miedos, para darme el consejo justo, el dato exacto, la dirección correcta; en un momento en el que todo era oscuridad y miedo y desesperanza.
El desayuno de despedida en el San Antonio de Chacarilla, antes de su partida a Francia, la pena de tener claro que no iba a regresar y la alegría de saberle ganador.

Con él no se aplica la frase «hasta donde la vida me lleve», huiflas!! a él la vida no lo llevo, él hizo su vida y su camino de acuerdo a un plan que ya tenia pensado y listo desde siempre, él está donde siempre quiso estar, desde el principio lo tenia claro! está viviendo en Madrid, trabajando en lo que le gusta, con un master en Francia y otro en España, especialista en aquello para lo que se preparo desde el inicio, teniendo por vicios y excentricidades sus libros y el ser simplemente como es.

Y hace poco cuando mi aventura, producto de mi lengua larga y mi constante falta de planificación me iban a llevar junto a mi esposa a dar pena en otro continente, el teléfono sonó, sin motivo alguno para que apareciera el, una vez mas aclararando mis dudas y dándome un sitio firme entre tanta incertidumbre y desgano.

Y hace menos de un mes cuando luego de tantos años pudimos compartir un sándwich en Miraflores, llenos de nostalgia y riéndonos con resignación de las imperfecciones y defectos de esta ciudad, de los demonios de nuestro país, que siempre echara de menos a gente como el.

El no sabe la alegría y el gusto con el que recibo sus comentarios, por que yo sé que su tiempo no lo dedica a cualquier cosa y por que su opinión sobre los que como yo garabateamos y vapuleamos el idioma, es dura, firme y drástica.

¡Si! la vida tiene significado, cuando revisas lo vivido y te encuentras que entre tantas cosas malas y buenas y entre taantas personas (extras en la película de tu vida) existe al menos alguien como él.

Quiera Odin, o alguno de los dioses que me tome en serio poder volver pronto a visitarte y a recorrer por completo España, tu ya no tan nuevo hogar, de arriba a abajo en el poderoso bicho verde como has bautizado al Peugeot 206 que nos llevo hasta Toledo… Amigo Agente Naranja.

😛

Daniel F, es sin duda un cantante y compositor dueño de una voz diferente (nada virtuosa), un estilo rebelde y melancólico que a algunos empalaga, deprime y aburre ; pero por supuesto que a muchos otros gusta e identifica.

Yo por otra parte no voy mucho con su rollo punk, rebelde, ni con su pensamiento anarquista y me parece que limita su talento con el afán (conciente o inconciente) de mantenerse siempre como un desplazado, un fuera de sitio. Creo que si él se anima podría ser mas grande aun de lo que ya es. Pero por el lado melancólico y romántico siempre encuentra algún modo de captar mi atención; y que se yo, será una característica mía ser melancólico, o tendré el afán de parecerlo, no lo sé.

Pero este relato no se trata de mi, es mas para contar que en una de esas caminatas entre puestos de juguetes chinos y ropa «made in gamarra» pero con marca americana, me encontré entre un cerro de CD’s piratas, un extraño y diferente CD amarillo, original, por eso era extraño, de el señor Daniel F. se llama «Cantor de penumbras». y es la recopilación de un recital en vivo que dio en Agosto del año 2006 en el teatro municipal del Cusco.

El sonido no es de los mejores (esos detalles lo matan siempre) y las canciones son interesantes si se tiene en cuenta lo que explico en el primer párrafo.

De mas esta decir que me compre el CD, no solo por que me enterneció ver un original entre taaanta copia burda, si no, que Daniel F. siempre me trae a la memoria una noche de soledad acompañada muuuuy muuuy muy lejos en el tiempo cuando compartiamos con unos amigos unas aguas y un juego de «cachito»; cuando, entre la bulla propia de un bar chorrillano escuche una canción que a mi me pareció en ese momento preciosa; pero lógico, en un bar y medio picaron como estaba poco pude hacer para averiguar quien cantaba o como se llamaba la canción.

Algunos años después, en un viaje interprovincial de aquellos, el chófer puso un cassete con la canción mágica; es composición del chileno Fernando Ubiergo y cantaba con muy buena voz «Yo pienso en ti», simplemente genial. pero con todo lo parecido, no era igual a la que yo habia oido.

Mucho después por accidente encontré en un CD prestado la versión de Daniel F. y desde entonces he buscado tener esa canción en esa versión y claro este CD la tiene.

Este es un pedacito de las letras, el chileno es un genio, de él les contare después…

Y en su mirada,
detenía la alborada
me decía soy un hada
volaré hasta tu almohada
a robarte el corazón…

…Y de pronto una mañana
se trepó a su poesía
me dejó en caligrafía
un papel diciendo…
Yo pienso en ti…

Les dejo las dos versiones, la de Ubiergo y la de Daniel F; cada cual elija la que le gusta, yo me quedo con la del narizón y como el mismo Daniel F. diria «Ke vien te kedo conch@#$%&~are»


Fernando Ubiergo

Daniel F.
La semana pasada, mi ultima semana de vacaciones luego de regresar de mi experiencia Europea, y decidido a disfrutar hasta el ultimo día de mis vacaciones; me fui al Cusco, un sitio donde siempre puede uno llegar y sentirse maravillado por lo bello que es, por la calidez de su gente, por sus inalterables callecitas de piedra, sus jadeantes y crueles subidas y sus resbalosas y tan clásicas bajadas y por supuesto sus noches de juerga diferente; donde la fiesta se hace sola y dura todo lo que el cuerpo resista.
Me fui a descansar del papel de turista, a reponer fuerzas para el trabajo y a ver a gente a la que siempre extraño. además fui con la secreta misión de ordenar mi cabeza, pasar un poco de «trapo» a la azotea y colocar las cosas en su lugar.
He vuelto muy recargado de energías, feliz con una ciudad que como las piedras contagia serenidad y calma, que tiene una forma de ser que no cambia su esencia; aunque por ahí la gente que llego para quedarse hace pequeños rasguños en su forma de ser. Encandilado por las lluvias que llegan avisando solo a los que saben leer en los cielos los rastros de su travesura, y sorprendiéndonos al resto con gotas largas y gordas que pueden vaciar en 30 segundos una plaza de armas repleta de infieles. Feliz por el aire puro, por el sol serrano tan acogedor por los amigos que dejan un poco su vida para darte la bienvenida por millonésima vez.
Estoy tranquilo conmigo mismo, en paz con mi gente y con ganas de seguir para adelante. En este pequeño paseo de tranquilidad reencontré personas entrañables y eche de menos a gente ausente, es que hay personas que identifican lugares, y lugares que pierden mucho si en ellas no están ciertas personas, personas que uno quiere y extraña por magia, por convicción o por defecto. Por que aunque el sitio esta igual de vivo, se siente como que le falta una presencia, una sonrisa, una palabra. Es que es lógico; si todo siempre esta cambiando y la gente también va y viene, no siempre podemos estar juntos; lo maravilloso de la vida es que a veces las personas y los lugares coinciden y se forman esos mágicos momentos que después nos acompañan y que hacen detalles en los cuales vivimos por siempre.
Después de caminar mucho recogiendo y dejando pasos en la ciudad, para mi alegría, aun después de tanto tiempo, encontré cosas que aun no conocía. Entendí dolorosamente que entre el folklore de la gente y su informalidad, que justifica toda nuestra mediocridad, esa linda ciudad y con mayor razón mi país; no tienen solución fácil ni pronta a la involución social que vive.

Pero procuré no deprimirme en eso, disfrute al máximo de mi estadía, y descubrí que a pesar de lo que uno preferiría sentir o querer; tu lugar, tu sitio, no es donde viven tus recuerdos, tu sitio es donde estas y tu alegría es la gente que esta contigo, que es y será siempre mas importante que los recuerdos; los recuerdos, bellos e imborrables esperaran a que las extrañas coincidencias que tiene la vida, alguna vez, si hay suerte; te vuelvan a juntar en sitios tan especiales y con gente tan maravillosa. y en un dejavu de aquellos logremos robarle a la vida mas alegrías.

¿Volvere? no lo sé, seguramente no por un largo tiempo, el pasado no siempre es un lugar grato para frecuentar, pero almenos yo no puedo ir muy lejos si no doy una miradita atras.

Así que, con el titulo de una canción que alguna vez juzgue cruelmente, aprovecho para expresar todo lo que viví en esa semana. Por que estoy lleno de recuerdos de cosas que jamás pasaron.

😛