Hace algunas semanas, no tantas como para que la gente se haya olvidado, ni tan pocas que todavía me sienta arrochado, sucedió una evento de lo mas inesperado en una de mis milhoras.

Mi vecino un extrovertido y simpático chino iba cumplir años y su esposa le iba a organizar una fiesta sorpresa, en un local en San Isidro. Como la pareja Sr y Sra Chino son de esos vecinos que uno quisiera tener por los 6 lados, no tuve menor reparo en salir a una reunión que en mis cálculos seria semi familiar; y que a la Sra Milhoras le pareció un gesto muy lindo y romántico de parte de la Sra Chino y ni cantando íbamos a fallarle en darle la sorpresa al Sr. Chino.

Llegamos a un elegante Chifita en el que se había reservado el salón del segundo piso para la sorpresa; en mi mente ya había echo la relación, chino – chifa hace rato así, que no me extraño que el local terminara siendo un chifa muy bien puesto. Y yo creía que mi idea de compartir una mesa larga con vecinos y familiares del agazajado estaba por concretarse, cuando al llegar al segundo piso me encontré con 10 mesotas distribuidas en un ambiente bastante grande en el que ya se preparaba una grupo criollo y se notaba unos amplificadores y parlantes bastante grandes.
Nos sentaron por lista en una mesa de 10 personas con unos tíos bastante avanzados en años, y cuando cuando quisimos hacerle la conversación reparamos que los venerables no escuchaban un joraca. Así que era una cena de 2 en mesa de 10.

Empezó a sonar una musiquita bastante bailable y fuimos a sacudir el esqueleto un rato. En eso silencio total se abre un circulo al medio y la Sra Chino coloca una silla al medio del salón, jala al Sr Chino. Mientras por las escaleras del chifa dos chicas con breves y vaporosas ropas hacían su aparición. Todos nos sentamos y habia risas en todos los cachetes, bueno en todos menos en los de las tías antiquísimas que estaban en mi mesa. El chino desenfadado como siempre haciendo chacota con las dos chicas que bailaron, con él , para él y en él, un par de canciones.

En esos momentos todos nos matábamos de risa del chino y sus acompañantes. Después del segundo baile, el chino ya sin camisa , despeinado y con la cara roja de tanto «dancing» se acerca a mi mesa y sin decir ni pío me levanta y me lleva al medio del salon; justo entre las dos chicas, y antes de que pudiera poner cara de sorprendido mi chompa ya volaba por los aires y yo sentadote en la silla.

Inútil esfuerzo por salir bien librado de esa situación, el papelón estaba en curso y no había escapatoria, así que en una ráfaga de luz pense, «si voy a hacer el ridículo que sea bien hecho». Ni bien termine de armar esa frase en mi cabeza, y la chica de negro, a la que recordare como dedos fríos desabrochó mi camisa con una rapidez que me hizo recordar mejores épocas. Felizmente para mi , la camisa resistió los tirones por que si no hubiera seguido los pasos de mi chompa que miraba desde el piso.

Yo tenia la sonrisa congelada en mi cara, mientras la de piernas mas simpáticas me hacia sentir que tenia un par de manos extra por que estaban sobrando. Trate de seguir la corriente a la broma pero se hace difícil cuando el chiste involucra a tus vecinos, señoras y señoritas y más aun a la esposa.

Debo haber sobrevivido a dos canciones pero no recuerdo mucho de la música, solo oía algunas risas nerviosas, las palabras de un escote verde y los dedos fríos de un top negro.


Cuando termino la segunda canción todos aplaudieron, todavía no se que, las chicas me abrazaron al despedirse con un beso en el cachete, yo me imagine tener la misma facha que tenia el chino antes de sacarme al roche. sonreí y con la misma naturalidad con la tienen los gatos al saltar, recoji mi chompa, abroché mi camisa y camine hacia mi sitio en el que una esposa todavía en ataque de risa me esperaba. Osea imaginate el espectáculo.

Tarde 2 minutos en recuperar la compostura, 10 en recuperar el aliento, media hora en borrarme la sonrisa que se me quedo tatuada y como dice el dicho estoy seguro de que nadie me quita lo bailao. Pinche Chino!!!

Hace algún tiempo, en el intermedio de una conferencia, con un feo café de maquina en la mano conversaba con David Fishman, (si, aunque no lo crean yo también voy a conferencias, y si a veces hablo de cosas diferentes a la paparuladas que suelo escribir, y si, conozco gente interesante).
El buen Fishman que es un trome en administración, innovación, motivación y algo sabe en el manejo de stress se mostraba extrañamente interesado en mi «caso de stress laboral» cuando la mayoría de la gente que conozco arranca de mi lado cuando empiezo a contarles mi «experiencia». y me dijo algo que en ese entonces no logre interiorizar, pero que ahora viene a mi mente para explicar un poco algunas cosas.

Fishman contó la siguiente anécdota; resulta que todos los seres humanos, vivimos la vida con changos en la cabeza, pequeños monos traviesos y pesados que representan nuestros problemas y responsabilidades, y en la medida que tenemos mas, mas estresados estamos, y entre nosotros, las personas «normales» tenemos la costumbre, poco saludable de aventarnos los changos, y lo hacemos todos y lo hacemos siempre, por ejemplo: llegas a tu trabajo y saludas a la persona a la que le habías encargado que haga el presupuesto del área y él inmediatamente despues del saludo te dice, Milhoras, el presupuesto está terminado, hay que presentarlos hoy como me dijiste, pero no se si estará bien, podrías revisarlo por favor. [click , momento Kodak] juacate te avento un chango a la cabeza!, y Tú como eres una persona buena gente le dices ok, yo lo reviso antes de enviarlo. Te sientas en tu escritorio a resolver tus changos y el que acabas de heredar y te llama un pata y te dice «oe brother tengo una reunión con la gente, sal temprano de tu casa para que me recojas así tengo tiempo de arreglar unos asuntos» y tu piensas es mi pata y puedo hacer el esfuerzo, aceptas y juacate recibes otro chango, llama tu tio y te dice juanito no entiende las ecuaciones diferenciales y le he dicho que esta noche vaya a tu casa para que le enseñes, no te molesta nooo? booomb un gorila en la mitra y peor aun, no contento con la cantidad de monos que saltan en tu cabeza; tu mismo, llamas al amigo tragedia que te cuenta una milonga sobre la enfermedad de su abuelita y la desgracia de su padre sin trabajo y de tu propia boca sale el gancho que le quita el chango a él y te lo cargas tú. «no te preocupes comparito, yo me encargo de que el doctor vaya a ver a tu abuelita», yo me encargo de aquello, yo me encargo de lo otro.

Cuando tu pobre infeliz reparas en lo que estas haciendo tienes una colonia de changos en tus hombros y todos los demás a tu alrededor viven felices, azotando tus lomos para que cumplas con lo que ahora es tu responsabilidad, y rápido por favor!! , por que ahora, están esperando que los atiendas y los atiendas bien, por que tu te ofreciste, por que tu dijiste que si, y tu obvia e irremediablemente colapsas.

Esa es la historia de los changos, esa es la historia de muchas personas que viven cargando changos ajenos.

Segun David Fishman, el tema no es la gente confianzuda, ni los chantajes sentimentales, ni tus buenas intenciones, este problema se basa en un afan de aceptación, en un complejo que la gente que pasa la vida recibiendo y recojiendo changos ajenos, tiene. En buen cristiano es la triste historia de los que harían lo que fuera por que los que lo rodean lo acepten, lo encuentren simpático, y en el mejor de los casos vean lo buena gente que es y lo quieran como amigo y como persona. ¡¡ Que premisa mas falsa, por favor!!

Yo en ese momento puse cara de malo y pensé, casi para mis afueras, pinche Fishman, ¿a quien estas diciendo acomplejado? pero muchos meses después, mis cavilaciones me traen a la memoria esas palabras, y me muestran realidades que no aceptan peros. Yo no se decir no!! es mas; Yo soy capaz de darme cuenta de estos errores pero al menor descuido aceptaré y me jalaré changos ajenos! inclusive con una sonrisa en la boca y aun a costa de mi propia estabilidad!

No se si mi punto sea querer que me acepten, lo cual indicaría una deficiencia en mi autoestima (que por definición y orgullo rechazo de plano) o simplemente tengo un afán auto destructivo que me lleva a cargarme de problemas que para nada son de mi incumbencia; y además sufro de una traba psicológica para decirle a la gente NO JODAS! y dejar que el resto se ocupe de su vida. Ser un poquito egoísta y pensar «que lastima pero no es asunto mio».

Si hay un propósito de enmienda en este mundo para mi; que sea ese, no cargar con changos ajenos. por que la verdad, por mas que quieras no cumples con lo que prometes (imposible hacerlo), la gente que vale la pena no te querrá por la cantidad de favores que le hagas, si no por que si, por que eres tú. y al final no te alcanzará la vida, las ganas ni el dinero para hacer felices a todos, ni atender y engreir a los changos de todos.